El consumo de sustancias psicoactivas (drogas) constituye uno de mayores desafíos de salud pública a nivel mundial. Estas sustancias pueden tener efectos en la salud física, mental y emocional de las personas. Sin embargo, existen diferentes actividades para prevenir su consumo, o bien, contribuir en los procesos de tratamiento, y así evitar los efectos dañinos que estas provocan: la lectura.
La lectura posibilita el acceso a información sobre los riesgos asociados al consumo de sustancias psicoactivas, así como los efectos en nuestra salud. A través de libros, artículos, e investigaciones, las personas pueden conocer los peligros y las consecuencias del consumo.
En la mayoría de los casos el consumo de sustancias psicoactivas se vincula a factores de riesgo, ya sean personales, sociales o familiares, ¿pero qué puede ofrecer un libro y su lectura bajo estas situaciones?, “el libro adecuado en el momento preciso puede cambiarnos la vida” (Berthoud y Elderkin, 2021), su contenido puede ayudar a enfrentar diferentes escenarios, puede contribuir a afrontar el estrés, a conocer y manejar nuestras emociones, y contribuir en el desarrollo de habilidades para adoptar estilos de vida saludable, para Losada (2020), nos permite “desarrollar herramientas eficaces para el autorreconocimiento de ser el protagonista de su propia historia, de su felicidad y de sus logros” (p. 215).
Pero también, la lectura es una acción que permite acercarse a la creatividad, cuando se exponen distintas ideas que se pueden desarrollar; a la empatía, al conocer las experiencias y emociones de otras personas, asimismo, propicia la expansión del conocimiento, es decir, se tiene acceso a diferentes opiniones, culturas y orientaciones. Además, ayuda a mejorar el vocabulario; a fomentar el pensamiento crítico, es decir, a la reflexión y el análisis, y constituye un estímulo para la mente al activar diferentes áreas del cerebro, evitando el deterioro cognitivo asociado con la edad.
Por otra parte, al vincularse con los personajes y sus batallas se puede desarrollar empatía hacia los demás y una mayor capacidad para superar los obstáculos, “tanto si sufrimos jaquecas como si es el alma lo que tenemos maltrecho, en sus páginas encontraremos un ingenioso remedio”. (Berthoud y Elderkin, 2021).
La lectura puede realizarse de diferentes formas: de manera individual y en grupo, esta última posibilita crear vínculos con otras personas, discutir temas relacionados y disponer de un espacio seguro; de forma silenciosa, o en voz alta y en los últimos años, bajo la modalidad de audiolibros, proporcionando una alternativa auditiva al formato impreso. También, se puede desarrollar de manera reflexiva, crítica o exploratoria.
A continuación, algunas sugerencias para una lectura efectiva:
- Disfrutar de la lectura
- Elegir una lectura de interés
- Reflexionar sobre lo aprendido
- Realizar pausas si es necesario
- Seleccionar un espacio tranquilo
- Dedicarle un tiempo durante el día
- Tomar apuntes si lo considera oportuno
- Compartir con otras personas sobre lo leído
- Leer o escuchar con atención y concentración
En conclusión, cultivar el hábito de la lectura es una inversión en uno mismo y fomentar la lectura en diferentes espacios: en la escuela, en el colegio, universidades, y otros lugares, se convierte en una estrategia valiosa en la lucha contra el consumo de sustancias psicoactivas y la promoción de estilos de vida saludable.
Referencias
Berthoud, E. y Elderkin, S. (2021). Manual de remedios literarios. Cómo curarnos con libros. Ediciones Siruela.
Losada, A. (2020). La biblioterapia como recurso terapéutico interdisciplinario. Revista de Psicología, 19 (1), 210-221. Doi 10.24215/2422572Xe057
Por: Irene Alvarado Rojas, Bibliotecóloga